domingo, 12 de abril de 2015

LAS FUNCIONES DESEMPEÑADAS




La ocupación estable de una persona le da ciertas características que luego tiende a defender como algo muy propio y personal.
El problema del cambio de identidad de una profesión. Por ejemplo, el profesor que considera su principal función como la de catedrático, y así se ha  desempeñado durante varios años. Ese profesor debe cambiar su identidad, tendrá que complementarse con otros recursos que no son fáciles de aprender. En la periferia es rechazado con facilidad por las personas que toman muy en serio su identificación como catedrático.


Un cargo especial en una institución, como el de presidente o director de una sección o departamento, o bien, el rol de madre, abuela, sacerdote o consejero, también pueden constituir una característica especialmente preferida que se llega a instalar en el núcleo de la persona como si fuera su esencia más íntima. Esta sustitución del núcleo de identidad personal puede llegar a ser un verdadero rebajamiento de la calidad de persona de un jefe. La gente trata a esa persona tan  sólo en su calidad de jefe, y no hace caso a su aspecto propiamente personal. El mismo jefe se torna defensivo, respecto a su categoría, dado que ve allí una fuente de reconocimiento y aprecio y tiende a olvidarse de su propia calidad de persona. El trato interpersonal se convierte en un trato puramente funcional, que deja a un lado las necesidades más íntimas de esas personas.




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